3.10.- GABRIEL VIDAL SIEBER y curiosidades
científicas: LOS GEMELOS VIAJEROS
Bien,
pues mira que lo pienso y mira que todavía hay mas estrellas de las que pienso.
El señor Carl Sagan coge y me dice que si me voy al Saler y cojo un puñado de
arena de la playa, pues que más o menos habremos cogido unos 10.000 granitos de
arena que corresponde con el total de estrellas que puedo ver con mis ojos si
miro para arriba.
Pero
ahora voy a contar también las que no veo, incluso las que no veo con un
radiotelescopio. Empiezo, un granito, una estrellita, dos granitos, dos
estrellitas, tres granitos… y ale así sin parar a ver que pasa. Pues pasa que
antes se acaban todos los granitos de todas las playas del mundo que dejo de
contar estrellas. Casi res porta el diari. Y todavía no nos hemos ido de visita
a ninguno de sus planetas. Luego nos dirán maleducados. Pero el problema ya no
es a que planeta elegimos sin que los otros se sientan ofendidos, sino el
espacio que nos separa. Entonces como vamos?.
Dejaremos
aparte la teoría de agujeros de gusano donde podemos curvar el tiempo. Como si
el espacio fuera una manzana y para acortar la atravesáramos por el medio como
hacen los gusanitos. Creo todavía están en rodaje estos paquetes turísticos.
Así
que de momento podríamos usar la teoría de la relatividad de Einstein con su
paradoja de los niños gemelos. Resulta que si pudiéramos viajar a la velocidad
de la luz nuestro tiempo iría mas lento. Así si tenemos a dos hermanos gemelos
adolescentes y uno le da por darse unas vueltas a 300000 kilómetros por segundo
y el otro prefiere quedarse esperando porque acaba de comer y se puede marear,
resulta que cuando vuelve el primer gemelo el otro ya se ha jubilado.
Pues
nada, que nos construimos una nave como la de Han Solo y arreando. En ocho años
ya llegaríamos a otra estrella y en 21 años a otra galaxia. Pero aquí aparece
un problemilla. Porque nuestros 21 años a la velocidad de la luz corresponden
con 30.000 años a los que se han quedado en la Tierra con su velocidad normal.
Ya no hablamos de jubilaos, sino de otros señores que no se si nos conocerán o se
acordaran de nosotros. Y si nos encantamos con la hora y nos da por recorrer
todo el Universo pues nada, que habrán pasado 56 añitos. Pero al volver al
sistema solar habrían pasado millones de años por lo que ni sol, ni tierra, ni
sistema solar ni el bar de Pepe, todo al carajo, habría desaparecido. No
tendríamos sitio donde volver y contar nuestros ligues y enseñar las fotos del
viaje. Esto me da una penita como los emigrantes que llevan muchos años en otro
país que a veces ya ni son de aquí ni son de allí. Pero bueno, siempre hay que
mirar el lado positivo. Podríamos decir en la agencia de viajes que pagaremos al
volver y que nos esperen sentados.
Valencia,
agosto del 2014.
Gabriel
Vidal Sieber.
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